La Santa Biblia es la Palabra de Dios. Dios inspiró directamente a Sus siervos escogidos por el poder de Su Espíritu Santo para registrar las Escrituras para toda la humanidad. La Santa Biblia se compone tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo y preservado por los Massoretes; los levitas que fueron nombrados por Esdras como guardianes oficiales del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento fue escrito y preservado en el idioma griego koiné por los apóstoles originales de Jesucristo. El apóstol Juan completó el Nuevo Testamento justo antes de su muerte, escribiendo el libro de Apocalipsis como el libro final de la Biblia. Dios ha preservado el texto del Nuevo Testamento a través de la iglesia de habla griega. Llamado el Texto Bizantino, fue el texto oficial de la iglesia de habla griega después de los días de los apóstoles, desde 312-1453 d.C. Este texto, también conocido como El Texto de Stephens de 1550, se utilizó para traducir el Nuevo Testamento al inglés para la versión King James en 1611.
La Santa Biblia contiene un conocimiento espiritual vital revelado por Dios, que el hombre no puede descubrir por sí mismo. También registra el bosquejo esencial de la historia desde el comienzo de la creación hasta Abraham, desde Abraham hasta el nacimiento de Jesucristo, y desde el nacimiento de Jesucristo hasta el final de la era apostólica aproximadamente en el año 100 d.C. El libro de Apocalipsis revela los principales eventos profetizados que tendrán lugar desde el final de la era apostólica hasta el regreso de Jesucristo y el establecimiento del Reino de Dios en la tierra.
La Biblia es el fundamento mismo del conocimiento, imparte comprensión de la salvación a través de Jesucristo y muestra a la humanidad cómo vivir el estilo de vida de Dios tanto en la letra como en el espíritu de Su ley. El verdadero cristianismo se basa en toda la Palabra de Dios que se aplica al cristiano individual y a la Iglesia.
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